12 Ago Cómo diferenciar y usar una copa según la bebida que se sirve en ella
¿Te habías fijado alguna vez en que las copas y demás piezas de cristalería colocadas en una mesa son un gran spoiler de las bebidas que se van a servir? Para aquellas personas que conozcan o estén familiarizadas con la forma de los diferentes tipos de copas, la página final del libro se descubre pocos instantes después de sentarse a comer.
En la mayoría de los casos, es bastante habitual encontrarse con todas las piezas de cristalería colocadas en la mesa antes de empezar la comida, cena o aperitivo al que se asista. No obstante, para que los amantes del suspense no se sientan defraudados… Puede que el organizador tenga escondido un as bajo la manga y consiga sorprenderte en el momento menos esperado.
Las copas que no deben faltar
La copa de agua, la copa de vino tinto y la copa de vino blanco son las tres piezas básicas que no han de faltar en ninguna mesa según dicta el protocolo, ya que esas son las bebidas estrella de cualquier convite. Hasta aquí, nada de sorpresas.
¿Y qué pasa con las demás copas? Hay alternativas para todos los gustos. En el caso de que se eche en falta o requiera en algún momento una o varias copas diferentes a las mencionadas anteriormente, estas son las opciones: colocarlas en la mesa al inicio de la celebración junto con las de agua y vino o, de no disponer de espacio suficiente en la mesa o no querer agobiar a los comensales con una mesa abarrotada de objetos, sacarlas según se vayan necesitando y se vaya sirviendo la bebida.
Protocolo de uso y diferenciación
La copa de agua
La copa para el agua es fácil de reconocer porque es una de las copas de mayor tamaño. De hecho, suele ser la más grande de todas las que se colocan en la mesa. Además, se diferencia del resto por un detalle: está ligeramente abombada. En cuanto al protocolo de uso de esta copa, ¿sabías que está totalmente aceptado servir el agua antes de empezar a comer?
La copa de vino tinto
Aquí se presenta una batalla. Últimamente, la copa de vino tinto y la de agua están librando una guerra por ver qué copa tiene mayor tamaño. Y es que es cada vez más habitual ver las copas de vino tinto más y más grandes. No obstante, sigue siendo fácil distinguirlas. El detalle está en su boquilla. La copa de vino tinto tiene su boca más estrecha con la intención de contribuir a retener los aromas del vino. Está todo pensado, ¿eh?
Es interesante, también, conocer que la copa de vino tinto se sitúa siempre a la derecha de la de agua y que, si nos colocan la copa pero no vamos a tomar vino tinto durante la comida, no hay ningún problema en pedir que se nos retire para tener más espacio en la mesa.
La copa de vino blanco
Su principal distinción es ser una copa algo más estilizada que la del vino tinto, además de ser ligeramente más pequeña. Puede usarse tanto para servir vinos blancos como rosados, es decir, vinos que requieren una temperatura más fresca. Asimismo, como en el caso de la copa de vino tinto, la boca estrecha de esta pieza hace que el aroma del vino se conserve mejor.
En cuanto al lugar que ocupa en la mesa, podrás localizarla sin problema ya que la copa de vino blanco siempre se coloca a la derecha de la de vino tinto.
Otras copas habituales en la mesa
Algunas son realmente sencillas de diferenciar. Otras, en cambio, no tanto.
Seguro que con la primera de ellas no hay error: la copa de champán o cava. Todos la reconocemos como una copa alta y estilizada que, por cierto, se suele colocar al final de la hilera de copas sobre la mesa o ligeramente por detrás de esta. ¡Atención! No hay que confundirla con la copa de Jerez, la cual es un poco menor de tamaño pero también aflautada y estilizada.
Otra que es reconocible a simple vista es la copa del vermú o cóctel. Tiene forma de cono invertido y es importante tener en cuenta que no es protocolario llevarla a la mesa, sino que se usa con anterioridad. En el saco de las diferenciables a ojos de todos, también encontramos la copa de coñac, con su característica forma abombada. Unos tips muy sencillos para identificarla: tiene la boca estrecha y el cuerpo ancho para retener el aroma de la bebida, así como el talle muy corto.
La copa para combinados, en cambio, es una pieza con muchos usos y formatos y se utiliza para servir bebidas muy dispares, como por ejemplo el archiconocido gin-tonic. Es una copa sin un tamaño y forma estándar, ya que dependerá de los ingredientes que lleve la bebida que se sirva en ella. Todo ello la convierte en una copa difícil de identificar.
Dicho esto, ¿Cuántas sabrías reconocer? Cabe destacar que, dentro de estos tipos estandarizados de copas, pueden encontrarse muchas variedades y desviaciones de la línea guía. Ya sea por el tipo de vino que se sirva en ella o por cualquier otra causalidad, las copas, aunque comparten unas características determinadas, siempre pueden variar. ¡Toca estar atento!