27 Dic Maridaje, armonía y contraste
El vino es una bebida que se asocia al consumo social. Un símbolo de celebración que suele ir unido a sabrosas preparaciones culinarias que elevan aún más la placentera sensación del vino en boca. Una alianza que la Real Academia Española define como maridaje y de la que seguro que has oído hablar en más de una ocasión.
El maridaje es el perfecto equilibrio entre la elección de un vino y un determinado alimento. Una ciencia inexacta que abre paso a la experimentación, teniendo como principio esencial la consecución de combinaciones únicas de aromas y sabores. Hablar de maridaje es hablar de un auténtico creador de sensaciones nuevas, tanto en la degustación del vino como de la comida que lo acompaña.
Vino y gastronomía, dos conceptos inseparables
El arte de combinar los alimentos con vino depende de su textura y sabor, factores que reaccionan de manera diferente al mezclarse y por los que el maridaje nos invita a experimentar y probar cosas nuevas. ¿El secreto de un buen maridaje? La intuición y la creatividad a la hora de potenciar y crear nuevos sabores, procurando que ninguno de los dos protagonistas pierda sus principales características organolépticas para conseguir así una de las experiencias gastronómicas más placenteras.
Hoy en día, tanto los amantes del vino como los de la cocina reconocen que fundamentalmente existen dos principios que ayudan a alcanzar el maridaje perfecto: el principio del complemento y el del contraste.
El primer principio aconseja que la elección del vino se realice por su sabor, escogiendo un vino en el que sus matices se parezcan de algún modo al plato a servir. Un principio que recorre también las texturas del vino y la comida, así como los componentes estructurales del vino. Sin embargo, el principio del contraste busca en los vinos sabores o elementos que no están en el plato pero que aún no siendo tan evidentes consiguen realzarlo y aportarle mayor dinamismo.
Optar por cualquiera de estos principios abre un abanico enorme de combinaciones, tantas como seamos capaces de imaginar. Una tendencia en la que aspectos como la subjetividad de la percepción y el gusto personal tienen mucho que aportar.
¿Cómo elegir el vino perfecto?
El sabor del vino es una combinación de ácido, alcohol, taninos y azúcares. Y precisamente estos son los principales rasgos a tener en cuenta a la hora de intentar encontrar el equilibrio perfecto.
El ácido se suma al ácido
Los vinos blancos, rosados y también algunos tintos pueden compensar una comida grasa, potenciar el sabor salado de un plato y rebajar su acidez si se bebe con una comida dulce. Pero una de las reglas que siempre se cumple es que el ácido necesita ácido. Cualquier alimento con un nivel alto de ácido combina a la perfección con un vino que también tenga esta característica, ya que si escasea percibirás el vino plano e incluso acuoso.
Comidas ligeras con bajo grado de alcohol
Los vinos con alta graduación deben acompañarse de comidas contundentes, como carnes o cocidos. Escoger un vino de alta graduación y acompañarlo de una comida ligera te llevará a perder gran parte de su sabor.
Los taninos y su complejidad de sabores
Los sabores dulces en las comidas se pueden ver alterados por los vinos tánicos, ya que optar por este tipo de vinos te lleva a disminuir la percepción de dulzura en los platos. Aunque también pueden ser menos tánicos si se acompañan de alimentos ricos en proteínas y grasas o por el contrario potenciar su sabor si se sirven con comidas saladas.
Explosión de dulzor con toques picantes
Un vino dulce se acompaña a la perfección de comidas dulces, transformando los sabores en ambos elementos.
Si por el contrario estás preparando un plato en el que predomine el sabor del picante, también acertarás sumándole azúcar, ya que los vinos dulces emparejan a la perfección, alterando sus azúcares con la introducción del picante.
Llegados hasta este punto es fácil llegar a la conclusión de que el maridaje aspira a conseguir la perfecta armonía entre el vino y la gastronomía pero que, en cualquier caso, aconseja pero no impone. ¿A qué esperas para sentir esta mágica sinergia de texturas, aromas y sabores?
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